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¿Qué es la miel natural y cómo se obtiene?
La ”apis mellifera”, junto a otras subespecies de abejas, obtienen la miel natural por medio del néctar de las flores y también por propias secreciones liberadas, en un proceso de combinación de sustancias transportadas, concentradas y almacenadas en un conjunto de celdas de cera que ellas mismas construyen, denominadas “panales”. Seguido a esto, los apicultores, gracias a equipos y maquinarias especializadas, extraen la miel mediante un proceso de descarga, alzamiento, desoperculado y, finalmente, la separación la miel de la cera.
La miel de abeja está compuesta por ricos nutrientes, carbohidratos (como la fructosa y la glucosa), minerales como el calcio, el cobre, el hierro, el magnesio, el manganeso, el zinc, el fosforo y el potasio. Están presente aproximadamente la mitad de los aminoácidos existentes y ácidos orgánicos como el ácido cítrico y el acético; vitaminas de complejo B, C, D y E, además, contiene enzimas y antioxidantes (flavonoides y fenólicos). Todos estos beneficios se han aprovechado por las sociedades antiguas, no solo como alimento, sino hasta como recurso terapéutico.
Aparte de los aportes nutritivos de la miel, ésta puede ser aprovechada de otras formas, como recomienda el Dr. Ron Fessenden, el presidente del Comité para la miel y la salud en Estados Unidos. Él informa que la miel trae consigo propiedades como la regulación de la azúcar en sangre y la reducción del estrés metabólicos.
Beneficios de la miel
Regulación del azúcar en sangre
Antes de que se comenzará a extraer el azúcar de las cañas y de tubérculos, la miel era la única opción para endulzar las comidas y bebidas. Y es que, gracias a su composición (los flavonoides y las enzimas), la miel es un excelente endulzante, y una mejor alternativa que la azúcar. Contrario a lo que parezca, la miel regula el azúcar en sangre debido al equilibrado aporte de fructosa y glucosa. La fructosa permite que la glucosa sea captada más apropiadamente por el hígado, formando el glucógeno que luego pasaría a estar disponible para el cerebro, el corazón y los riñones. Esto elimina la glucosa en circulación, mejora el funcionamiento de los órganos y, por tanto, reduce el azúcar en sangre. Estudios demuestran que la miel no aumenta el azúcar en sangre o los niveles de insulina. En este sentido, la miel de abeja natural es una mejor alternativa que la azúcar refinada.
Promueve la regulación del sueño
Cuando el cerebro piensa que está quedándose sin combustible, como sucede durante largas horas de sueño, la glándula suprarrenal produce adrenalina y cortisol para descomponer el músculo en aminoácidos para usarlo como combustible. Este se traduce como estrés metabólico.
Si consumimos miel antes de acostarnos, almacenaremos las reservas de glucógenos suficientes, la cual se irá suministrando a la sangre cuando se requiera, evitando el estrés metabólico. Por esto es recomendable consumir de 3 a 4 cucharadas de miel al día y consumir una cucharada de miel con avena o leche caliente antes de dormir. La miel estimula la secreción de melatonina, hormona vital para la regulación del sueño.
Tratamiento de heridas y quemaduras
Las propiedades antibacterianas de la miel previene la infección de quemaduras. Las sociedades antiguas, como la egipcia o la china, ya sabían esto y trataban diferentes heridas de aplicando un poco de miel sobre ella. Combinada a otras hierbas, la miel reduce la posibilidad de infecciones por sus propiedades antisépticas, no solo en heridas, sino en quemaduras de sol, manchas en la cara e hidrata labios y piel seco con sólo aplicar un poco sobre estas. Con respecto a la hidratación de la piel, es excelente para usar en el baño, ya sea aplicada directamente sobre la piel o disuelta en agua.
Combate el acné
El desequilibrio hormonal y la colonización de bacterias en la piel puede provocar que mucha gente sufra acné en algún momento. Debido a que los agentes químicos de algunos medicamentos no son tolerados por todos, algunos buscan una alternativa en los remedios naturales, y estos pueden proporcionar la misma cobertura antibacteriana.
La miel actúa como un agente microbiano que priva a las bacterias de la humedad que necesitan para crecer, añade una glucosa-oxidasa (enzima que rompe las paredes celulares de las bacterias) y altera el pH lo suficiente como para matar a gran parte de los microbios.
Alivia la tos y el dolor de garganta
Al combinarse con jugo de limón o lima, la miel de abeja alivia el dolor de garganta. Por sus propiedades antibacterianas, debido al peróxido de hidrógeno, flavonoides y ácidos fenólicos, también ayuda a combatir infecciones de este tipo. A su vez, la miel de abeja es bien conocida como un remedio natural para la tos.
La miel en la alimentación infantil
Por la constitución nutritiva de la miel, es recomendable en la edad temprana sobre el azúcar, al no forzar el trabajo intestinal, al ser absorbida con facilidad, aportando energía rápida para el infante, además de que beneficia el proceso digestivo. Es un tonificante natural del músculo, una alternativa contra el insomnio y un estimulante y regenerador que elimina toxinas del organismo.
La Organización Mundial de la Salud recomienda la miel para tratar catarros y tos para niños mayores de un año. Finalmente, permite la digestión de la leche animal, la cual es comúnmente mal tolerada por los niños.
Igualmente se puede utilizar para el reducir el dolor de dientes, como tratamiento del asma y el de hipo. También se le ha atribuido a la miel propiedades revitalizantes que quitan la debilidad y el cansancio.
Advertencias
La miel puede ser peligrosa para los niños menores de un año. La miel, junto a otros edulcorantes, pueden alterar los jugos digestivos del niño, dando pie a la creación de esporas, como la Clostridium botulinum. Estas esporas sobreviven en la miel y, aunque son inofensivas frente a los jugos gástricos ácidos del adulto, el sistema digestivo del niño no es apto para destruirlas a falta de esta acidez, por lo que las esporas pueden causar botulismo infantil. En conclusión, no dar miel a los niños menores de un año.